Hoy, en vuestro Magazine de lo absurdo (véase ultraje sin ton ni son, oda a la procrastinación de baja alcurnia y mamarrachada arquetípica donde las haya), hablamos de ALGUNAS FORMAS DE PASAR LA TARDE. O la mañana, según se tercie.
La cosa es que, para [hablar de] ello, hemos necesitado de tiparracos desalmados que roban ovejas para luego violarlas, grabarlo en vídeo y mandárselo todo bien empaquetado al dueño legítimo de la pobre criatura. También nos ha hecho falta mencionar, aunque fuera solo de pasaditah, a jóvenes catecistas con ganas de marcha sexy pre-púber y una Playstation para tirar de veta. Techno-trance cristiano, pelirrojos e incluso el Vaticano, pobre, que últimamente está triste todo él porque el «nuevo mundo» se le presenta ahí, en plena Santa Sede, modo Corral de la Pacheca. Si a esto le sumamos un par de temas musicales faltones, nuestra habitual falta de formas y esa fina capa de grasa rancia que se deposita sobre todo discurso pronunciado de nósh a vosh, la cosa… vamos, que no pinta bien. NO-APACIBLE, NO-ÚTIL, NO-NADA-BUENO-Y-MUCHO-MENOS-DESEABLE.
Pero eh, aún y con esas (que no son pocas)… La tarde la hemos pasado. Y eso ya no nos lo quita nadie.
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8 mayo 2017
