8 marzo 2017
Veamos, contado así sinceramente y sin filtros: hoy, los Chanquetes nos dirigíamos al estudio de Radio Bronka 104.5FM sin demasiadas esperanzas de nada. De bajona. Llegando tarde. Sin ideas que nos rondaran. Apenas sin mandanga en los bolsillos. Cero motivación.
En tanto que nos acercábamos al estudio, abríamos la puerta, conectábamos los aparatos, rascábamos lastimosamente las bolsitas de ayer: tal y como íbamos procesando los básicos necesarios para empezar a emitir en antena, más cuenta nos dábamos de cuán cruda era nuestra situación: nos estábamos abocando irremisiblemente a un gesto de patochismo ultra-abisal, un mear pa’rriba excelsior, montañitas de pura mierda wiz da handz incluso más ridículas e intrascendentes de lo que nos es habitual. La desgana, mono de sharandonga, una total y absoluta falta de objetivos… Todo ello, como la sombra creciente de una muerte anunciada, se cernía sobre nuestra inmediata previsión radiofónica en directo (para que os hagáis una idea, ha venido siendo la misma sensación de como cuando cogen a un obeso pelirrojo de 125 kg y lo sitúan, sin comerlo ni beberlo, en uno de los carriles de los 100m lisos olímpicos, justo al lado de un keniata con cráneo aerodinámico, cámaras grabando y toda la gente mirando y los satélites echando humo y la familia cercana meando chistorras… Por ahí va la movida, claramente cayéndose por ambos lados de la cama de hospital).
Y ahí, JUSTO EN ESE MOMENTO (para ser exactos, 100 segundos antes de empezar el programa), nos ha llegado providencialmente un haz de luz. Tal cual lo contamos, ni más ni menos, toda la verdad y nada más que la verdad: a menos de 2 minutos de entrar (un cuarto de hora tarde) en nuestra franja de directo, un titular hallado por casualidad sobre la mesa nos ha mostrado el camino a seguir. De pronto, la siguiente hora de nuestras vidas VOLVÍA A COBRAR SENTIDO. Y todo ello, gracias al siguiente comienzo de frase:
«Un Cura en un Pueblo de Pontevedra…»
De lo primero que nos hemos dado cuenta es de que, más allá de la continuación del titular en cuestión, esa EXACTA COMBINACIÓN DE TÉRMINOS (cura / pueblo / Pontevedra) incluidos en UNA MISMA FRASE ya era en sí una fórmula maestra de ILUMINACIÓN. Cual chainís farolillo de grasa animal into the darkness, esa con-cret-ah permutación de palabras nos ha llevado de forma meteórica a un renacimiento anímico sin precedentes.
¿La verdad? La verdad es que, si por la razón que fuera, el títular de dicha noticia hubiera sido «Un Cura en un Pueblo de Pontevedra. . . Nada. Sólo eso. Aprovecha tu vida, ahora que eres joven y blanco», nos habría valido igual. Porque, QUÉ MÁS DA si hablamos de curas, de pueblos y de Pontevedra, ¿cierto? Pero, eh: AÚN HAY MÁS.
Ahí comienza la Leyenda. Esta ES NUESTRA HISTORIA: dándole perico al torno como si no hubiera un mañana.
Woooow. Demasié pal’ body.
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8 mayo 2017