Y ese es el epitafio que quiere mi partenaire en su lápida, por mucho que yo le he dicho que es un cyborg.
Por lo demás, queridas oyentidades, seguimos explicándole a nuestros paisanas de las provincias occidentales y super occidentales de Aragón todo lo acaecido con el enésimo combate de Street Fighter entre Carles Puigdemont y el juez Llarena. En este caso, nos centramos en éste último. Spoiler: sí, nadie quería jugar con él en la calle cuando era un niño.
Y como de imbéciles va la cosa, también hablamos de este facha sociolisto.
Gritando fuerte tuvimos a unas bandas brutales, pero como mi compañero de programa no me ha enviado los linkces ibéricos, pues habrá que esperar a ponerlos. Siiiiiiiiiiiiii, hay una banda de Suiza, siiiiiii…
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